lunes, 28 de enero de 2013

Ensayo sobre "El mejor alcalde, el Rey" de Lope de Vega



LA PROTESTA SOCIAL EN EL 
TEATRO DE LOPE DE VEGA 

Miguel Ángel Pérez 


El hombre es un producto de su época, si se mira con atención que en los autores de todos los siglos hay un “ismo” que los identifica. Cada uno de ellos ha escrito y pensado conforme una tendencia que se manifiesta con el orden de los acontecimientos históricos que los rodea. De ahí que siempre es necesario, cuando se estudia un autor, echar un vistazo al marco histórico. Por ello, y tratando de escudriñar el sentimiento que incita a Lope de vega a escribir sus comedias, es importante destacar que la obra de este poeta y dramaturgo hace parte de una época muy productiva en textos literarios en España, lo que se identifica como “El siglo de oro español”. Hay un mundo agitado en el que se exponen ideas copernicanas sobre el sistema heliocéntrico y las ideas de la reforma protestante deambulan por Europa causando gran descontento con la religión católica. En cuanto a la política, el sistema social empieza a cuestionar a la monarquía y un humanismo cada vez más latente permea los artistas de su tiempo.

En España, para el siglo XII, la situación está caracterizada por la llamada “decadencia española”, en la que el pueblo comienza a indagar no sólo por la magnificencia de sus soberanos sino por toda esa estructura nobiliaria, a la que Lope, en sus comedias, representa con el símbolo de la opresión. Y esa animadversión es apropiada por el vulgo que entre risas de una realidad deformada comprende la situación en la que está. 
 “El fénix de los ingenios” , descendiente de familia humilde e interesado por las letras, utiliza su pluma para rechazar este mundo, contagiado por el clasi-cismo renacentista, y crea su Arte nuevo de hacer comedias; pluma con la cual estruc-tura su comedia de “El mejor alcalde, el Rey”, que va dirigida al vulgo porque pinta las costumbres de aquél siglo con las que el pueblo se identifica y goza al ver en escena. 

En esta obra, el orden de acciones tiene lugar cuando Don Tello de Neira, señor en tierras de Galicia, rapta y deshonra a Elvira que iba a casar con el villano Sancho. Éste se encamina a León con Pelayo, criado de Nuño, a pedir justicia al Rey, el cual le da una carta para que la entregue a Don Tello y devuelva a Sancho su prenda amada. Sin embargo, el tirano hace caso omiso y amenaza a Sancho de muerte. El Rey al recibir de nuevo al villano en su palacio decide tomar el asunto en sus manos y hace justicia pronunciando el fallo que acaba con la vida del tirano.

En esta comedia, los villanos defienden hasta el último momento su honra a tal punto que esa defensa por la dignidad es apropiada por el público que tiene sed de justicia. Todo este argumento, que no es más que la reivindicación de las clases sociales inferiores, es una declaración revolucionaria propia de un movimiento que comienza a gestarse en su tiempo: el barroco. Esta corriente literaria es fundamental, ya que el autor se encamina por el sendero de la realidad ambiental de la vida y el arte, que el barroco alienta con su espontaneidad y libertad.

Esta alteración, de lo que podría llamarse el canon, se observa apenas se comienza a leer la obra, en la que se encuentra una polimetría que, si bien juega con la verosimilitud  al no encontrarse una métrica congruente en los diálogos de Pelayo, que representa al vulgo, sí se encuentra en los versos de Sancho las virtu-des cortesanas al hablar, del mismo modo que el Rey, en sextetos alirados; mien-tras que este villano venía haciéndolo en quintillas, tercetos o romances antes de encontrarse con el Rey. De este modo, al presentarse a un campesino con las virtu-des que caracterizan a la nobleza, se dignifica a toda una clase social, ya que San-cho es la metonimia del pueblo.

Si se tiene en cuenta que “El drama es todo un alegato por la libertad” , de esta magnífica obra se puede decir que el autor insta a las masas a la reflexión. De allí que este trabajo hable sobre la protesta social. Es evidente el trasfondo antino-biliario que expresan  las voces de los personajes; y aunque esta obra no puede calificarse como un drama, su temática da un horizonte para lo que será este género en la posteridad.

Y como en este trabajo el propósito es el de hallar, en la configuración de la dignidad de los villanos, una noción de protesta; es menester presentar algunos diálogos de los personajes, que se descubren, a través de lo que dicen, hacen o dicen de ellos. Un ejemplo es el de Sancho, en que su diálogo permite vislumbrar no sólo el deseo por recuperar a su prenda amada sino el deseo por consumar la venganza; que en su caso restituye el honor mancillado:

SANCHO.
…pues es verdad que hallaré
justicia fuera del cielo.

Este personaje llega a la “Honra horizontal” por medio de la defensa de su dignidad. Dice Manuel Arango: “se refiere a las complejas relaciones entre los miembros de la comunidad en el sentido horizontal del grupo. Tal concepto de honra puede ser definido como fama o reputación y descansaba por entero en la opinión que los demás tuvieran de la persona” . Por el contrario los nobles como don Tello, el oponente de Sancho, son portadores de honra por su máxima excelsi-tud, a lo que llama Manuel Arango: “honra vertical”. Sancho acude donde Tello a quejarse por el agravio, sabiendo que su señor es el agresor. Al destaparse el engaño, cuando Elvira sale de su escondite, Sancho hace todo lo posible por conseguir venganza hasta que encuentra, en la sentencia final del Rey, su honra salvaguardada.

Es imperioso resaltar que “el exceso en la venganza, el exaltado empeño purificador, honra tanto al agraviado como a la sociedad entera”.   En este aspecto la exagerada sentencia pronunciada por el Rey es un alivio para los espectadores que esperan durante toda la trama que el error sea enmendado y se haga justicia. Es posible observar, en la obra, una oposición clara entre el pueblo y la nobleza y la nobleza y la monarquía. La realidad social de la época de Lope es caótica y la obra no es más que una representación de los sentimientos de aquél tiempo, después de que el sistema feudal ha reducido al pueblo a una sumisión total, y al ver cómo los tiranos se aprovechan de su poder, en las obras de Lope, el pueblo encuentra un respiro al ver que se hace justicia.

Esa sed de justicia por ver su honor recuperado, va configurando el carácter de Sancho. Además de que él y otros personajes, en la medida en que avanzan los diálogos, van moldeando su figura. Este personaje se configura valeroso, discreto, honrado, virtuoso… todas las cualidades de un galán.

Sancho, como un personaje sincero:

PELAYO. No le tiene aldea semejante
Si va a decir verdad…

Como un personaje virtuoso:


  NUÑO. Ella será dichosamente honrada 
pues sabe las virtudes que atesora, 
Sancho, tu gran valor, y que pudiera
llegar a merecer cualquier señora. 



De condición honrada, al hablar de sus padres, digno es de casar con Elvira:

SANCHO. Pues ya su nombre
supiste y su nobleza, no presumo 
que tan honesto amor la tuya asombre,
por Elvira me abraso y me consumo.


Y si un personaje que no es mentiroso, es virtuoso, además de honrado, lu-cha en contra del tirano don Tello, queriendo encontrar justicia; pues es claro ver, entonces, en la disputa entre un noble y un villano un claro sentido de crítica so-cial, por cuanto el dramaturgo enfrenta a un villano con muchas virtudes, digno de honra, contra un noble que comienza a ser la metáfora de la opresión, por cuanto impide las nupcias, rapta y busca la deshonra de la aldeana, Elvira, que por otro lado se opone en su totalidad a los deseos de este tirano.

Así habla Elvira a don Tello:

ELVIRA. ¿De qué te sirve atormentarme,
Tello, con tanto rigor?
¿Tú no ves que tengo honor,
y que es cansarte y cansarme?


Así habla a su padre:

ELVIRA. 
… verdad que este tirano 
ha procurado vencerme;
yo he sabido defenderme
con un valor más que humano;
y puedes estar ufano
De que he de perder la vida
Primero que este homicida
Llegue a triunfar de mi honor.


Con estos diálogos es posible advertir que Elvira se configura honrada en la medida que lucha y huye de don Tello. Hasta el final de la comedia esta aldeana demuestra que es digna de honra, pese su condición de villana.

Hasta aquí se ha visto que los dos amantes han defendido su honra, con gran rigor. Sancho al acudir por ayuda al Rey y Elvira oponiendo toda su resisten-cia al tirano para impedir su deshonra. Cualquier analista de esta obra podría indicar que el motivo psicológico que mueve a la pareja a defender su dignidad es el amor, y no estaría del todo errado. Es posible vislumbrar que tanto Elvira como Sancho están enamorados y desean estar el uno junto al otro. Sin embargo, por el reiterado número de veces que se alude a la honra y el clamor por la justicia llevan a pensar que el motivo psicológico que impulsa a los actantes, en la obra, a entramar el orden de acciones, es la defensa de la dignidad; sino mírese en el diálogo del padre de Elvira, que alienta a sancho a acudir ante el Rey, lo importante que es para él la fama de su hija, aún cuando es un noble el que la tiene presa. 

Así habla a su hija cuando un vasallo del tirano se compadece de su situa-ción:

NUÑO. Ya no pensé que te viera,
No por presa y encantada, 
Sino porque deshonrada
Te juzgué siempre en mi idea 
Y es cosa tan torpe y fea
La deshonra en el honrado
Que aun a mí, que el ser que te he dado,
Me obliga a que no te vea.

Es interesante observar que el padre de Elvira está inmerso en la búsqueda por la defensa de la dignidad, no sólo de su hija sino la suya propia. Hay que re-cordar que esta obra es una representación de la realidad, pero de una realidad política más que del actuar de los villanos. Y al respecto hay dos preguntas que se plantean y que acercan a este trabajo al cénit de su propósito y que van en este orden: ¿cómo el discurso de los personajes representa una inconformidad con el orden social establecido? Y ¿de qué manera se exalta la dignidad en el villano que no corresponde al pensar de la época?

La primera pregunta se resuelve con el siguiente diálogo de Sancho, que hace en presencia de don Tello, donde lanza su manifiesto contra el poderoso:

SANCHO.
…llevaba yo, ¡cuán lejos de valiente!
Con rota vaina una mohosa espada;
llegué al árbol más alto, y a reveses
y tajos igualé sus blancas mieses.
no porque el árbol me robase a Elvira,
mas porque fue tan alto y arrogante, 
que a los demás como a pequeños mira…


Esta magistral metáfora resume el conflicto esencial que es la oposición en-tre la nobleza y el pueblo. “Lope respondió naturalmente a lo que los españoles sentían, porque él sentía al compás de los españoles. Y si puso el grito en el cielo en más de una ocasión, es porque el grito temblaba en el aire y él no tuvo más tarea que la nobilísima de elevarlo”. 

En efecto, en el discurso de los personajes se manifiesta una inconformidad con el estamento nobiliario, que como jerarquía, en la escala social, representa el orden social establecido.

 Ahora bien, la historia de “El mejor alcalde, el Rey” tiene lugar en la España del siglo XII; una buena manera de que podía valerse Lope para hablar sobre su tiempo sin que la nobleza o la monarquía se vieran directamente aludidas. Se tiene que tanto en el siglo XII como en el XVII, en la institución del matrimonio, era la iglesia la que ejercía la absoluta potestad de unir vidas. Así que si una pareja no estaba casada por la iglesia, pues simplemente no estaba casada. Al respecto, surge el interrogante de si el obrar de los villanos, en la obra, corresponde al pensar de la época. La respuesta es que no. Por la razón que se ha dado: si una pareja no estaba casada por la iglesia, su relación se consideraba ilegítima; por tanto don Tello hizo la artimaña perfecta: la de impedir la boda y raptar a Elvira. Entonces, la defensa por la dignidad se hace exagerada en la obra. Una villana, para aquella época, si hubiese estado asediada por un señor que le ofrece dádivas y le promete dejarla libre una vez la goce, hubiese accedido por cuanto no tenía nada qué refutar si no estaba casada. Lo mismo para el padre de Elvira, lo mismo para su amante que no hubiera encontrado otro consuelo que la resignación, por su condición de villano.

No obstante, es exactamente allí donde se puede hablar de crítica social. Es en el esmero de los personajes por arribar a la honra horizontal; es en el diálogo de los personajes, que lanzan sus diatribas contra los injustos, en el que se exhorta al pueblo a reconocer en sí mismo el derecho de la honra. Entonces, en ese momento es cuando puede hablarse del texto como modelador de la sociedad. Y quién dice que no...  la revolución francesa será un ejemplo tácito de la solución al conflicto que plantea el teatro de Lope. la historia puede dar fe de que detrás de toda gran revolución ha habido un complejo movimiento literario que exhorta a la masa a plantearse si lo que hace su gobierno es lo correcto, y en dado caso que sea lo contrario, tomar las medidas necesarias para hacer valer lo justo.



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