La
denuncia social en La Vorágine
Por:
Miguel Ángel Pérez
La denuncia social suele
atravesar los mutables territorios
de la literatura y operar como disparador de
la reflexión
crítica que atestigua la peripecia de las
sociedades.
Hugo Acevedo
Más
allá del complejo perspectivismo de La
vorágine (1924) o del intrincado carácter psicológico de los personajes o
de la dualidad civilización-barbarie, de gran interés para la crítica
literaria, este ensayo resalta el sentido de denuncia social que, a través de
la voz de Arturo Cova, con ayuda de Estévanez y Clemente Silva, hace de la
explotación de colombianos e indígenas por parte de empresarios, caucheros,
extranjeros.
¿Y por qué tanto interés en la crítica social,
un tema que es recurrente en las obras del Barroco español, del Realismo
francés o de la literatura romántica de las Américas? En primer lugar, porque
el impacto político causado por una presentación dramática de la vida infrahumana
de los esclavos catapulta la obra a un éxito literario inmediato, aún en vigor.
Sin duda el tema de la denuncia le da más vigencia a la obra puesto que las
injusticias expuestas tenían lugar en las zonas fronterizas de gran conflicto
territorial para los gobiernos de Venezuela, Brasil, Perú y Colombia (Menton,
2007). Sin este acierto la obra no habría tenido el mismo impacto, y el
esfuerzo de la crítica actual por contrarrestar la idea del canon literario que
consideraba a La vorágine como novela
“primitiva” hubiese sido sobre una obra que a lo mejor habría quedado enterrada
en el tiempo.
El
segundo aspecto por el cual se le da una preeminencia a la denuncia social es
porque sin ella la crítica literaria, actual, no habría podido dilucidar sobre
el carácter bipolar de Arturo Cova, como expone Ordoñez (1988): “Cova es un
personaje complejo, contradictorio, ambiguo, criticado, ponderado y rechazado por
una larga historia literaria” (439). Todas aquellas deducciones parten del
análisis que se hace del relato del poeta aludido. A partir de las narraciones
los críticos descubren, en primera instancia, el rechazo de una realidad
oprobiosa en las caucherías, referido a través de las voces de Helí Mesa,
Clemente Silva y de Rodrigo Estévanez, personajes que imprimen realismo a los
relatos dado que el poeta tiene sus episodios de desvaríos en la selva, cosa
que desacredita su valor testimonial.
De este modo, narra una de los relatos más brutales que es cuando el catire
Mesa cuenta su escape de la embarcación de esclavos, en el momento en que se
arroja al Orinoco, aprovechando que un caimán devora a una madre enloquecida
por el homicidio de su pequeño que ha sido arrojado a las aguas. Es evidente
que tan sólo con la descripción del trato inhumano, se alza la voz contra los
atropellos que se cometen hacia la vida humana. No obstante, y partiendo de
este mismo análisis, en que las descripciones aportan luces sobre el argumento
de la obra, Ordoñez plantea en su apartado “Brasas entre espumas” que las
descripciones y el trato de Cova hacia los indios delatan a un narrador con una
visión parcial y ambigua sobre el tratamiento que ha de dárseles a ellos, (no
hay que olvidar que Cova ambiciona ser un rico potentado explotador del Caucho).
De esta manera el relato del escritor contiene descripciones de los indígenas
como una plaga de asesinos, salteadores y violadores. Incluso la autora resalta,
también, el agravio de Cova hacia los nativos señalando el hecho de que ni
siquiera se inmuta ante su muerte, como ocurre en el ahogamiento de los maipureños;
o su actitud de hombre superior cuando manda flagelar al Pipa por quererse
fugar.
Es
obvio que Tanto Ordoñez como los demás críticos, que intentan dilucidar sobre
la psique de los personajes, tienen que pisar primero el terreno da la crítica
social; pues si no reconocen que a través de la narración hay un tono de
denuncia, mucho menos podrán hacer aseveraciones sobre la ambivalencia del
poeta protagonista. No es posible, entonces, hablar de la actitud indolente de
Cova acreditándola a un carácter bipolar si antes de ello no se reconoce a un
Cova sensible con la miseria de los esclavizados. Cuando ello ocurre, es
posible ahondar en aspectos tales como la interioridad del escritor.
Finalmente,
es imperioso resaltar que el trasfondo de aquella denuncia hacia las caucherías,
como la Casa Arana, trasciende en el ámbito político al ser una protesta contra
un sistema económico precapitalista que oprime a los trabajadores sin lograr
una producción estimable, además de crear un impacto ecológico nocivo. No
obstante “la selva se defiende de sus verdugos, y al fin el hombre resulta
vencido”. (Rivera, 1958, p. 145)
Bibliografía
Menton,
Seymour (2007) La novela Colombiana:
planetas y satélites. (2ª edición) Bogotá: Fondo de Cultura Económica.
Ordoñez
(1988) la vorágine: La voz rota de Arturo
Cova. En: “Manual de literatura Colombiana”. (vol 1) Bogotá: Procultura;
Planeta Colombiana.
Rivera,
José (1958) La vorágine. México:
Editorial Diana.
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ResponderEliminarque te den
ResponderEliminarBuen blogger. Gracias por compartir tus pensamientos.
ResponderEliminarGracias a ti por leer.
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