domingo, 27 de enero de 2013

Ensayo sobre un cuento de Horacio Quiroga


LO FANTÁSTICO EN “LA INSOLACIÓN”

Por: Miguel Ángel Pérez


“Los genuinos cuentos fantásticos incluyen algo más que (…)
unos espectros agitando sus cadenas según las viejas normas.
debe respirarse en ellos una definida atmósfera de ansiedad
e inexplicable temor ante lo ignoto y el más allá; ha de
insinuarse la presencia de fuerzas desconocidas”.
Howard Lovecraft




Este análisis del cuento “La insolación” (1908), de Horacio Quiroga, parte del punto de vista del género fantástico, que delimita este trabajo, pues no es lo mismo que estudiar el cuento en sí mismo. Por ello, lo primero al abordar el cuento desde la perspectiva de lo fantástico, es precisar este concepto y conocer más acerca de la trayectoria de este género en el tiempo.

El marco teórico que se utiliza para conceptualizar lo fantástico está basado en el libro El horror sobrenatural en la literatura de H.P Lovecraft y en el análisis que hace  Dolores Phillipps López en el libro Cuentos fantásticos modernistas de Hispanoamérica en el que parte de los estudios realizados de este tema por Todorov abordando sólo a autores Latinoamericanos; entre otros Horacio Quiroga. Para comenzar dice Phillips (2003): “la duda o vacilación entre una explicación racional y una explicación irracional es condición misma de lo fantástico” (p.12). Ahí ya se tiene entonces la primera idea de una ambigüedad explicativa, que constituye el primer paso para acercarnos a una idea de lo fantástico.

Mientras tanto es tiempo de mirar en qué contexto se desarrolla El cuento de “La insolación”, publicado el 7 marzo de 1908 en la revista Caras y Caretas y posteriormente compilado  en la selección de Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917). Este cuento está ambientado en el  Chaco, un territorio al nordeste de Argentina,  donde la máxima temperatura alcanza los 45° C y la inclemencia del sol crea serios problemas a los hombres que se exponen demasiado.  Este mundo recreado por Horacio Quiroga, y bien conocido por  él,  es el escenario escogido para narrar la muerte de Mister Jones, un inglés, amo de un terreno en ese desierto chaqueño.  El tremendo deceso lo presencian sus perros que, aterrorizados ante la visión de muerte encarnada en la misma figura de su amo, no pueden hacer nada para impedir la inminente muerte.

Hecho este pequeño esbozo de lo fantástico y explicada la historia del relato, es hora de comenzar el análisis que compete a este trabajo y que intenta vincular el cuento de “la insolación” al género de lo fantástico. Para comenzar con un análisis vertiginoso del tema es necesario definir qué es lo fantástico: “Podemos juzgar un cuento fantástico, no a través de las intenciones del autor o a la pura mecánica del relato, sino a través del nivel emocional que es capaz de suscitar por medio de sus más pequeñas sugerencias sobrenaturales” (Lovecraft, 1999, p.9). Así, pues, relatos de Poe como “La máscara de la muerte roja” o “el cuervo” cobran acá un protagonismo, ya que suscitan hechos sobrenaturales para crear en el lector cierta inquietud al contacto con lo desconocido. Entonces, relatos modernistas emplearán “la locura, la intervención diabólica, magia negra, frenología, muerte violenta, escenas macabras con crimen secreto (…) y hechos extraños y misteriosos” (Phillipps, 2003, p 24). Que llevan al lector por el sendero de lo oculto para escapar de esa realidad que quiere explicarlo todo con los fríos instrumentos de la medición.

En este punto se llega a un vínculo importante y es la relación entre fantasía y  modernismo: “la modernidad en cuanto a oposición al mundo circundante, en cuanto negación, autonomiza la fantasía” (Friedrich, 1974, citado en Phillipps, 2003, p.32). De este modo se observa que  los autores modernistas se interesan por el ocultismo, la magia, los fenómenos extraños, el esoterismo, buscando colmar los vacíos que deja el positivismo materialista y científico,  propios de la época. Y comienza aquí un tipo de literatura donde el misterio y lo irracional surge en contra de esa visión fría de la realidad.

Pero no se entienda que esta “solidaridad” entre modernidad y fantasía fue la precursora del género de la fantasía como tal. La humanidad primigenia ya tenía un temor a lo desconocido. De ese temor es que surgen los cultos a los dioses y posteriormente las religiones. Textos como el antiguo testamento o el Corán muestran a seres supraterrenales y aterradores que vienen a atormentarnos en el final de los tiempos. Y en la edad media textos como el martillo de las bujas ya hablan de pactos con demonios, aquelarres, misas negras y de  cómo reconocer a una bruja, además del debido proceso que debe de hacérsele. “Y a lo largo de toda esa época, es importante recordar que tanto la gente ilustrada como el populacho creía firmemente en todas las manifestaciones sobrenaturales” (Lovecraft, 1999, p. 11). Todo este material de lo oculto, que en parte lo alimentan bien las iglesias, constituye un buen elemento para los autores que saben recrear esta Historia horripilante, y que aún perdura en nuestros días.

Sin embargo, la literatura fantástica como forma literaria establecida y reconocida no se afinca sino hasta el siglo XVIII con el renacer de los sentimientos románticos. Ya se había dicho al principio del trabajo que se daría a conocer la trayectoria del género fantástico por el tiempo, pero para no extender este trabajo entre títulos y obras de la literatura fantástica, es mejor que el lector se remita al texto de El horror sobrenatural en la literatura, de Lovecraft, para que goce conociendo la cantidad de obras y relatos fantásticos que el tan ilustrado autor recopila en su texto.

Pero no sólo en Europa los autores tienen una tradición fantástica de donde valerse: “América, además de heredar las oscuras tradiciones del folklore europeo, contaba con un trasfondo legendario de asociaciones sobrenaturales en dónde abrevar” (Lovecraft, 1999, p.48). Para los autores hispanoamericanos modernistas como Lugones o Güiraldes, y por supuesto para Quiroga, la mitología y lo irracional de la cultura americana les sirve de material provechoso para sus obras. El cuento en Hispanoamérica también tiene su historia, comenzando con los relatos del Popol Vuh. Así que estos autores no tienen que echar mano sobre las historias fantásticas de otras culturas, sino que aprovechan toda esa mitología y misticismo que rodea a la población de la región rioplanse.

Después de hablar sobre lo fantástico, es momento de proceder al análisis que compete en este trabajo y que es mostrar la intrínseca relación del cuento “La insolación” con lo fantástico. Hay que destacar que en la cuentística de Quiroga lo que predomina en sus relatos es la enfermedad, la muerte, el fracaso, el alcoholismo, el miedo a lo sobrenatural, que envuelven con un manto sombrío sus producciones. Ya se ha hablado que el miedo a lo sobrenatural es el objetivo que intenta suscitar lo fantástico, y esto se puede observar en el relato cuando los fox-terriers  se levantan erizados al saber que el hombre que está sentado sobre un troco no es su patrón, sino la muerte.

“lo fantástico nace de dos esferas mutuamente excluyentes, lo natural y lo sobrenatual, términos de una oposición que Risz sustituye por la de lo posible y lo imposible” (Phillipps, 2003, p.13). Entiéndase, entonces, que lo imposible es que unos perros puedan ver a la muerte como un espectro materializado, y que lo posible es que un hombre puede morir a causa de una insolación sin la necesidad de chocar o no con el espectro de la muerte. “fue en ese momento cuando Old, vio (…) a mister Jones, vestido de blanco” (Quiroga, 2007, p86). Esta visión del perro es la muerte que va a tropezar con su amo y que para una perspectiva racionalista constituye una mera superstición, pero que para la creencia popular es un hecho factible; ya que cuando los perros ladran es porque han visto un espectro. De este modo se aclara la doble perspectiva entre lo normal inexplicable y lo normal explicable. Y la duda que queda entre una y otra explicación es la condición misma de lo fantástico, como se ha dicho en la introducción.

“Según Lucács, fue A. Poe el primero en representar la situación enfrentada entre el hombre y la muerte y las actitudes que surgen de esta confrontación”  (Vanegas, 2007, p.18). Es sabido también que Quiroga era un gran lector de Poe, y que su técnica narrativa para mostrar el horror y ambientar el cuento fueron bien acogidas por él. Por ello a medida que se aproxima el desenlace en “la insolación”,  las situaciones dramáticas entran en juego y la muerte y las sombras comienzan a reinar.

El autor nos va dando desde el inicio pistas que inducen al inexorable proceder de la muerte: “Tenía aún la mirada muerta y el labio pendiente, tras su solitaria velada de whisky, más prolongada que las habituales” (Quiroga, 2007, P.81). “-¿Es el patrón muerto? –” (Quiroga, 2007, p. 83). Entonces se tiene que la atmosfera de muerte se va gestando desde el principio, para que actúe de súbito al final. Y  Quiroga al igual que Poe muestra las actitudes y la confrontación del hombre frente a la muerte. “más que un estudio minucioso de la sicología de sus personajes, le interesa la conducta del hombre en situaciones extremas” (Vanegas, 2007, P.19). Y por supuesto en el caso del cuento que se analiza, la muerte llega rápida sin encontrar mucha oposición por parte del personaje inglés, que huyendo del terrible sol aproxima más bien la hora de su muerte. En un sentido la ayuda a actuar. Bien hubiera podido Mister Jones haber llevado un gran sombrero y una buena provisión de agua, situaciones que no se mencionan en el relato. Ni siquiera cuando llega al riacho  se refresca un poco antes de seguir su camino.

En “la insolación”, Quiroga construye una serie de causas y efectos, que termina para el protagonista en un desastre. La jornada de whisky que mister Jones tiene la noche anterior a su muerte, la oleada de calor que avanza desde tres días atrás, el caballo muerto de insolación,  el tornillo de la carpidora que habría de ir a buscar él mismo, la hora que ronda el medio día. Todo se encadena para procurar la muerte del hombre, hasta el mismo título que habla de insolación, que si bien no se entiende al principio como la muerte, sí como una enfermedad producida por la excesiva exposición a los rayos del sol.

La muerte es un motivo de especulación en la humanidad, y constantemente se ve rodeada de gran misticismo. Además el abismo insondable del más allá genera las más diversas conjeturas al respecto. Ahora bien, estos enigmas del misterio humano han sido explicados por la literatura fantástica, que explota  los innumerables temas que surgen de los hechos trascendentales al humano y que han  sido gran material de las más diversas y grandes creaciones literarias. Por ejemplo La divina comedia de Dante.


Entonces para un escritor de la era moderna, que tiene como guía a autores como Poe, maupassant, Baudelaire, Lugones y Chejov, es casi inevitable que su producción literaria no se vea afectada por el terreno de lo oscuro, lo siniestro y franqueado por la muerte, que desde siempre a ha ejercido en el humano una fascinación casi morbosa. Y al respecto dice Lovecraft (1999):

Las angustias y el peligro de muerte se graban con mayor fuerza en nuestros recuerdos que los momentos placenteros; del mismo modo los aspectos tenebrosos y maléficos del misterio cósmico ejercen una fascinación más poderosa sobre nuestros sentimientos que los aspectos beneficioso (p. 7).


Así pues, se observa que los cinco fox-terriers aúllan en coro agrupados a la luz de la luna lamentándose por su visión, porque saben que el espectro representa la muerte del amo y saben que esa muerte acarrea para ellos el abandono. Y declara Monegal (1967):

esa sabiduría es una visión; allí ha puesto Quiroga las bases de su objetividad. La reacción de los animales ante lo sobrenatural está presentada por Quiroga en términos concretos: la muerte es una experiencia que los horripila, que los hace aullar y ladrar, porque es para ellos una experiencia concreta (p.61).

Y es allí donde aparece lo fantástico, en la visión del cachorro Old que no sabe que el mister Jones, que está vestido de blanco, es la misma muerte. Y, entonces el cachorro aprende que “ la muerte es ante todo un doble que viaja por la vida a la busca del yo (Monegal, 1967, p.61). La fantasía se construye a partir de la incertidumbre que genera el relato sobre las visiones que tienen los perros cuando ladran al vacío, sobre el hecho insólito de que un animal, como el perro, pueda ver la muerte, y advertir sobre ella. Situación que el autor recoge del ideario indígena que supone que los animales pueden ver los espectros del más allá. Aún hoy la gente tiende a creer que cuando un perro ladra y no hay nadie cerca, es porque hay un espectro que está horrorizándolo.

Finalmente dice Lovecraft: “La atmósfera, y no la acción, es el gran  desiderátum de la literatura fantástica (p.97). Por ello Quiroga se encarga magistralmente de enseñarnos un territorio hostil delineado por los rayos mortíferos del sol y las apariciones súbitas del espectro de la muerte donde logra recrear todo un mundo real. Y esa verosimilitud hace aún más horripilante el relato. En la atmósfera del cuento podemos encontrar esa condición de lo fantástico  y que el autor logra recrear con una prosa verdaderamente escueta.



Bibliografía


·         Monegal, Emir (1967). Genio y figura de Horacio Quiroga. Argentina: Editorial Universitaria de Buenos Aires.


·         Pillipps, Dolores (2003). Cuentos fantásticos modernistas de Hipanoamérica. Madrid: Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.A.).


·         Quiroga, Horacio (2007). Cuentos de amor, de locura y de muerte; Cuentos de la selva. Quito: Colección Cantares.


·         Lovecraft, Howard (1999). El horror sobrenatural en la literatura. Recuperado el (27 de enero de 2010) Disponible en http://www.alconet.com.ar/varios/libros/e-book_e/El_horror_sobrenatural_en_la_literatura.pdf


1 comentario:

  1. ¿que es lo q saben los animales que el mister jones no conoce?

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