LO FANTÁSTICO EN “LA INSOLACIÓN”
Por: Miguel Ángel Pérez
“Los genuinos cuentos fantásticos
incluyen algo más que (…)
unos espectros agitando sus cadenas
según las viejas normas.
debe respirarse en ellos una definida
atmósfera de ansiedad
e inexplicable temor ante lo ignoto y el
más allá; ha de
insinuarse la presencia de fuerzas
desconocidas”.
Howard Lovecraft
Este análisis del cuento “La insolación”
(1908), de Horacio Quiroga, parte del punto de vista del género fantástico, que
delimita este trabajo, pues no es lo mismo que estudiar el cuento en sí mismo.
Por ello, lo primero al abordar el cuento desde la perspectiva de lo fantástico,
es precisar este concepto y conocer más acerca de la trayectoria de este género
en el tiempo.
El marco teórico
que se utiliza para conceptualizar lo fantástico está basado en el libro El horror sobrenatural en la literatura
de H.P Lovecraft y en el análisis que hace Dolores Phillipps López en el libro Cuentos fantásticos modernistas de Hispanoamérica
en el que parte de los estudios
realizados de este tema por Todorov abordando sólo a autores Latinoamericanos;
entre otros Horacio Quiroga. Para comenzar dice Phillips (2003): “la duda o
vacilación entre una explicación racional y una explicación irracional es condición
misma de lo fantástico” (p.12). Ahí ya se tiene entonces la primera idea de una
ambigüedad explicativa, que constituye el primer paso para acercarnos a una
idea de lo fantástico.
Mientras tanto
es tiempo de mirar en qué contexto se desarrolla El cuento de “La insolación”,
publicado el 7 marzo de 1908 en la revista Caras
y Caretas y posteriormente compilado
en la selección de Cuentos de
amor, de locura y de muerte (1917). Este
cuento está ambientado en el Chaco, un territorio al nordeste de Argentina, donde la máxima temperatura alcanza los 45° C
y la inclemencia del sol crea serios problemas a los hombres que se exponen
demasiado. Este mundo recreado por
Horacio Quiroga, y bien conocido por él,
es el escenario escogido para narrar la
muerte de Mister Jones, un inglés, amo de un terreno en ese desierto
chaqueño. El tremendo deceso lo presencian
sus perros que, aterrorizados ante la visión de muerte encarnada en la misma
figura de su amo, no pueden hacer nada para impedir la inminente muerte.
Hecho este pequeño esbozo de lo
fantástico y explicada la historia del relato, es hora de comenzar el análisis
que compete a este trabajo y que intenta vincular el cuento de “la insolación”
al género de lo fantástico. Para comenzar con un análisis vertiginoso del tema
es necesario definir qué es lo fantástico: “Podemos juzgar un cuento
fantástico, no a través de las intenciones del autor o a la pura mecánica del
relato, sino a través del nivel emocional que es capaz de suscitar por medio de
sus más pequeñas sugerencias sobrenaturales” (Lovecraft, 1999, p.9). Así, pues,
relatos de Poe como “La máscara de la muerte roja” o “el cuervo” cobran acá un
protagonismo, ya que suscitan hechos sobrenaturales para crear en el lector
cierta inquietud al contacto con lo desconocido. Entonces, relatos modernistas
emplearán “la locura, la intervención diabólica, magia negra, frenología,
muerte violenta, escenas macabras con crimen secreto (…) y hechos extraños y
misteriosos” (Phillipps, 2003, p 24). Que llevan al lector por el sendero de lo
oculto para escapar de esa realidad que quiere explicarlo todo con los fríos
instrumentos de la medición.
En este punto se llega a un vínculo
importante y es la relación entre fantasía y modernismo: “la modernidad en cuanto a
oposición al mundo circundante, en cuanto negación, autonomiza la fantasía”
(Friedrich, 1974, citado en Phillipps, 2003, p.32). De este modo se observa
que los autores modernistas se interesan
por el ocultismo, la magia, los fenómenos extraños, el esoterismo, buscando
colmar los vacíos que deja el positivismo materialista y científico, propios de la época. Y comienza aquí un tipo
de literatura donde el misterio y lo irracional surge en contra de esa visión
fría de la realidad.
Pero no se entienda que esta
“solidaridad” entre modernidad y fantasía fue la precursora del género de la
fantasía como tal. La humanidad primigenia ya tenía un temor a lo desconocido.
De ese temor es que surgen los cultos a los dioses y posteriormente las religiones.
Textos como el antiguo testamento o el Corán muestran a seres supraterrenales y
aterradores que vienen a atormentarnos en el final de los tiempos. Y en la edad
media textos como el martillo de las bujas ya hablan de pactos con demonios,
aquelarres, misas negras y de cómo
reconocer a una bruja, además del debido proceso que debe de hacérsele. “Y a lo
largo de toda esa época, es importante recordar que tanto la gente ilustrada
como el populacho creía firmemente en todas las manifestaciones sobrenaturales”
(Lovecraft, 1999, p. 11). Todo este material de lo oculto, que en parte lo
alimentan bien las iglesias, constituye un buen elemento para los autores que
saben recrear esta Historia horripilante, y que aún perdura en nuestros días.
Sin embargo, la literatura fantástica
como forma literaria establecida y reconocida no se afinca sino hasta el siglo
XVIII con el renacer de los sentimientos románticos. Ya se había dicho al
principio del trabajo que se daría a conocer la trayectoria del género fantástico
por el tiempo, pero para no extender este trabajo entre títulos y obras de la
literatura fantástica, es mejor que el lector se remita al texto de El horror sobrenatural en la literatura,
de Lovecraft, para que goce conociendo la cantidad de obras y relatos
fantásticos que el tan ilustrado autor recopila en su texto.
Pero no sólo en Europa los autores
tienen una tradición fantástica de donde valerse: “América, además de heredar
las oscuras tradiciones del folklore europeo, contaba con un trasfondo
legendario de asociaciones sobrenaturales en dónde abrevar” (Lovecraft, 1999,
p.48). Para los autores hispanoamericanos modernistas como Lugones o Güiraldes,
y por supuesto para Quiroga, la mitología y lo irracional de la cultura
americana les sirve de material provechoso para sus obras. El cuento en
Hispanoamérica también tiene su historia, comenzando con los relatos del Popol
Vuh. Así que estos autores no tienen que echar mano sobre las historias
fantásticas de otras culturas, sino que aprovechan toda esa mitología y
misticismo que rodea a la población de la región rioplanse.
Después de
hablar sobre lo fantástico, es momento de proceder al análisis que compete en
este trabajo y que es mostrar la intrínseca relación del cuento “La insolación”
con lo fantástico. Hay que destacar que en la cuentística de Quiroga lo que
predomina en sus relatos es la enfermedad, la muerte, el fracaso, el
alcoholismo, el miedo a lo sobrenatural, que envuelven con un manto sombrío sus
producciones. Ya se ha hablado que el miedo a lo sobrenatural es el objetivo
que intenta suscitar lo fantástico, y esto se puede observar en el relato
cuando los fox-terriers se levantan
erizados al saber que el hombre que está sentado sobre un troco no es su patrón,
sino la muerte.
“lo fantástico
nace de dos esferas mutuamente excluyentes, lo natural y lo sobrenatual,
términos de una oposición que Risz sustituye por la de lo posible y lo
imposible” (Phillipps, 2003, p.13). Entiéndase, entonces, que lo imposible es
que unos perros puedan ver a la muerte como un espectro materializado, y que lo
posible es que un hombre puede morir a causa de una insolación sin la necesidad
de chocar o no con el espectro de la muerte. “fue en ese momento cuando Old,
vio (…) a mister Jones, vestido de blanco” (Quiroga, 2007, p86). Esta visión
del perro es la muerte que va a tropezar con su amo y que para una perspectiva
racionalista constituye una mera superstición, pero que para la creencia
popular es un hecho factible; ya que cuando los perros ladran es porque han
visto un espectro. De este modo se aclara la doble perspectiva entre lo normal
inexplicable y lo normal explicable. Y la duda que queda entre una y otra
explicación es la condición misma de lo fantástico, como se ha dicho en la
introducción.
“Según Lucács,
fue A. Poe el primero en representar la situación enfrentada entre el hombre y
la muerte y las actitudes que surgen de esta confrontación” (Vanegas, 2007, p.18). Es sabido también que
Quiroga era un gran lector de Poe, y que su técnica narrativa para mostrar el
horror y ambientar el cuento fueron bien acogidas por él. Por ello a medida que
se aproxima el desenlace en “la insolación”,
las situaciones dramáticas entran en juego y la muerte y las sombras
comienzan a reinar.
El autor nos va
dando desde el inicio pistas que inducen al inexorable proceder de la muerte:
“Tenía aún la mirada muerta y el labio pendiente, tras su solitaria velada de
whisky, más prolongada que las habituales” (Quiroga, 2007, P.81). “-¿Es el
patrón muerto? –” (Quiroga, 2007, p. 83). Entonces se tiene que la atmosfera de
muerte se va gestando desde el principio, para que actúe de súbito al final. Y Quiroga al igual que Poe muestra las
actitudes y la confrontación del hombre frente a la muerte. “más que un estudio
minucioso de la sicología de sus personajes, le interesa la conducta del hombre
en situaciones extremas” (Vanegas, 2007, P.19). Y por supuesto en el caso del
cuento que se analiza, la muerte llega rápida sin encontrar mucha oposición por
parte del personaje inglés, que huyendo del terrible sol aproxima más bien la hora
de su muerte. En un sentido la ayuda a actuar. Bien hubiera podido Mister Jones
haber llevado un gran sombrero y una buena provisión de agua, situaciones que
no se mencionan en el relato. Ni siquiera cuando llega al riacho se refresca un poco antes de seguir su
camino.
En “la
insolación”, Quiroga construye una serie de causas y efectos, que termina para
el protagonista en un desastre. La jornada de whisky que mister Jones tiene la
noche anterior a su muerte, la oleada de calor que avanza desde tres días
atrás, el caballo muerto de insolación,
el tornillo de la carpidora que habría de ir a buscar él mismo, la hora
que ronda el medio día. Todo se encadena para procurar la muerte del hombre,
hasta el mismo título que habla de insolación, que si bien no se entiende al
principio como la muerte, sí como una enfermedad producida por la excesiva exposición
a los rayos del sol.
La muerte es un
motivo de especulación en la humanidad, y constantemente se ve rodeada de gran
misticismo. Además el abismo insondable del más allá genera las más diversas conjeturas
al respecto. Ahora bien, estos enigmas del misterio humano han sido explicados
por la literatura fantástica, que explota los innumerables temas que surgen de los
hechos trascendentales al humano y que han
sido gran material de las más diversas y grandes creaciones literarias.
Por ejemplo La divina comedia de Dante.
Entonces para un escritor de la era
moderna, que tiene como guía a autores como Poe, maupassant, Baudelaire, Lugones
y Chejov, es casi inevitable que su producción literaria no se vea afectada por
el terreno de lo oscuro, lo siniestro y franqueado por la muerte, que desde
siempre a ha ejercido en el humano una fascinación casi morbosa. Y al respecto
dice Lovecraft (1999):
Las
angustias y el peligro de muerte se graban con mayor fuerza en nuestros
recuerdos que los momentos placenteros; del mismo modo los aspectos tenebrosos
y maléficos del misterio cósmico ejercen una fascinación más poderosa sobre
nuestros sentimientos que los aspectos beneficioso (p. 7).
Así pues, se
observa que los cinco fox-terriers aúllan en coro agrupados a la luz de la luna
lamentándose por su visión, porque saben que el espectro representa la muerte
del amo y saben que esa muerte acarrea para ellos el abandono. Y declara
Monegal (1967):
esa
sabiduría es una visión; allí ha puesto Quiroga las bases de su objetividad. La
reacción de los animales ante lo sobrenatural está presentada por Quiroga en
términos concretos: la muerte es una experiencia que los horripila, que los
hace aullar y ladrar, porque es para ellos una experiencia concreta (p.61).
Y es allí donde
aparece lo fantástico, en la visión del cachorro Old que no sabe que el mister
Jones, que está vestido de blanco, es la misma muerte. Y, entonces el cachorro
aprende que “ la muerte es ante todo un doble que viaja por la vida a la busca
del yo (Monegal, 1967, p.61). La fantasía se construye a partir de la incertidumbre
que genera el relato sobre las visiones que tienen los perros cuando ladran al
vacío, sobre el hecho insólito de que un animal, como el perro, pueda ver la
muerte, y advertir sobre ella. Situación que el autor recoge del ideario
indígena que supone que los animales pueden ver los espectros del más allá. Aún
hoy la gente tiende a creer que cuando un perro ladra y no hay nadie cerca, es
porque hay un espectro que está horrorizándolo.
Finalmente dice Lovecraft: “La atmósfera,
y no la acción, es el gran desiderátum
de la literatura fantástica (p.97). Por ello Quiroga se encarga magistralmente
de enseñarnos un territorio hostil delineado por los rayos mortíferos del sol y
las apariciones súbitas del espectro de la muerte donde logra recrear todo un
mundo real. Y esa verosimilitud hace aún más horripilante el relato. En la
atmósfera del cuento podemos encontrar esa condición de lo fantástico y que el autor logra recrear con una prosa
verdaderamente escueta.
Bibliografía
·
Monegal, Emir (1967). Genio y figura de Horacio Quiroga.
Argentina: Editorial Universitaria de Buenos Aires.
·
Pillipps, Dolores (2003). Cuentos fantásticos modernistas de
Hipanoamérica. Madrid: Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.A.).
·
Quiroga, Horacio (2007). Cuentos de amor, de locura y de muerte;
Cuentos de la selva. Quito: Colección Cantares.
·
Lovecraft, Howard (1999). El horror
sobrenatural en la literatura. Recuperado el (27 de enero de 2010) Disponible
en http://www.alconet.com.ar/varios/libros/e-book_e/El_horror_sobrenatural_en_la_literatura.pdf
¿que es lo q saben los animales que el mister jones no conoce?
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