domingo, 27 de enero de 2013

Ensayo sobre "El reino de este mundo", de Alejo Carpentier


LA APREHENSION DEL VUDÚ EN TI NOEL
Por:  Miguel Ángel Pérez [1] 

 Introducción

Pocos son los autores que pueden sustraer un buen relato en pocas páginas. Y en la lectura de El reino de este mundo se descubren acontecimientos cargados de elementos históricos, de elementos religiosos y de elementos ficticios, que se juntan y forman una magistral novela corta en la que un esclavo, testigo de la opresión monárquica y después republicana de su raza, descubre el velo místico que envuelve a la obra al acercarse, y a su vez acercar al lector, a un mundo mágico donde el prodigio juega un rol importante por cuanto le permite al esclavo descubrir su identidad.

Este trabajo habla de la aprehensión del vudú en Ti Noel. La aprehensión entendida como la asimilación y comprensión del ritual vudú. Pero no se trata sólo de mostrar cómo un esclavo aprende el dominio de las artes mágicas, sino lo que implica aprehender el oficio de ser un mandinga en un mundo extraño en que el esclavismo no sólo intenta oprimir el cuerpo sino el espíritu del negro. Y para entender esto hay que comenzar con la configuración del personaje. No sería posible entender la aprehensión del ritual vudú si no se conoce la condición y los motivos que inducen al personaje a asirse a este modo de vida. Además porque, como un ladrillo que se pone sobre otro, es posible llevar una linealidad en la que las ideas van construyendo la base del argumento final. Es importante destacar que la rica fuente de recursos bibliográficos permite que se puedan ensamblar las distintas ideas de los diferentes autores en párrafos casi completos, sin que se vea disminuida la voz del escritor de este ensayo que la retoma en la conclusión final.

Ti Noel en El reino de este mundo

El reino de este mundo es una novela que evoluciona sobre un trasfondo histórico: la revolución haitiana. Su autor, el cubano, Alejo Carpentier, se sirve de un personaje ficticio, Ti Noel, para contar la historia donde el prodigio es una pieza de suma importancia en el arte narrativo que propone el escritor: el Barroco. La obra es realmente breve, no obstante su contenido es extenso y no sólo transporta al lector a los acontecimientos históricos, sino también le muestra la perspectiva del esclavo indómito, que se expresa con Ti Noel:

En las novelas de Carpentier, el sector del mundo que se rechaza es explicitado no por boca de un narrador autorial y omnisciente, que juzga los hechos distanciado de ellos, sino por boca de un personaje que está plenamente inmerso en los acontecimientos (subercaseaux, 1977, p.324).


Este personaje presenta todo un universo maravilloso colmado de tiranos, rituales vudú, brujos, esclavos y revueltas. Un mundo, que no por el hecho de estar enmarcado en la literatura deja de ser real, con personajes reales como Henri Christophe, Paulina Bonaparte, el general Leclerc, Mackandal y Bouckman. Figuras que se descubren por medio del esclavo, cuya vida trascurre a lo largo de toda la novela. “Ti Noel se nos ofrece como la figura que da unidad a la obra, tanto en el sentido espacial como temporal” (Arango, 1981, p.86).

Empero, este negro, siervo de Lenomand de Mezy no solo presenta, en la obra, un universo de acciones acaecidas en los siglos XVlll y XlX en Haití, sino que rechaza por completo a los tiranos que aparecen en ella. Y es con él que se inicia el argumento social: “es virtud de este personaje central que se percibe un contraste lógico: los esclavos contra las esclavistas” (Arango, 1981, p. 87). Sirva de ejemplo el hecho de que, al inicio de texto, el negro desea la muerte de su amo: “Ti Noel se divertía pensando que, al lado de las cabezas descoloridas de los terneros, se servían cabezas de blancos señores en el mantel de la misma mesa” (Carpentier, 1978, p 61).

“Ti Noel en su relato se apoya en lo real maravilloso de la América a fin de señalar el aspecto social e histórico que se daba en un momento de la historia haitiana” (Arango, 1981, p. 89). Es él “el elemento de ficción con el cual Carpentier señala el proceso histórico de Haití hasta transformar la historia en un proceso real maravilloso” (Arango, 1981, p. 90).

Lo real maravilloso en la obra de Alejo Carpentier

Antes de hablar de lo real maravilloso es importante resaltar que el autor escribe conforme una tendencia barroca. “En su ensayística, postula el barroco como legitima forma expresiva del mundo americano” (Figueroa, 2008, p. 119). Además el novelista cubano “no solo se limitó a formular teóricamente los principios del barroco como fenómeno estético-cultural y como rasgo especifico y distintivo del arte y la literatura hispanoamericanos, sino que elaboro su obra de acuerdo con dichos criterios” (Figueroa, 2008, p. 119).

En suma, para Alejo carpentier, escribir barrocamente es hablar de la entraña misma de Latinoamérica; definición que conduce a lo real maravilloso: “el prodigio, la maravilla o la dimensión mágica ubicados en la realidad circundante y que el hombre puede percibir; lo importante es disponerse con todos los sentidos para captarlo y expresarlo luego estéticamente” (Figueroa, 2008, p. 120). Así, por ejemplo, a través de Ti Noel el autor narra que:

Cierta vez, la Maman, Loi enmudeció de extraña manera cuando se iba llegando a lo mejor de un relato. Respondiendo a una orden misteriosa, corrió a la cocina, hundiendo los brazos en una olla llena de aceite hirviente. Ti Noel observo que su cara reflejaba una tersa indiferencia, y, lo que era más raro, que sus brazos, al ser sacados del aceite, no tenían ni huellas de quemaduras, a pesar del horroroso sonido de fritura que se había escuchado un poco antes (Carpentier, 197, p. 69-70).


 En el prólogo de El renio de este mundo, Alejo Carpentier, relata lo maravilloso del mundo americano después de su viaje a Haití: “Pisaba yo una tierra donde millares de hombres ansiosos de libertad creyeron en los poderes licantrópicos de Mackandal, al punto de que esa fe colectiva produjera un milagro el día de su ejecución” (Carpentier, 1978, p. 54). Y este suceso lo relata el autor magistralmente cuando logra, en su relato, poner la visión desde la perspectiva de la multitud de negros que ven al mandinga escapar en forma de mosco, y desde la visión del blanco espectador que lo ve consumirse en la hoguera. Y este prodigio, para el negro, constituye una poderosa fuerza que lo exhorta a la búsqueda de  su libertad. Sin embargo, hay que añadir que, para el autor, la presencia de lo maravilloso no es solamente un privilegio de Haití, sino patrimonio de toda América, y finaliza su prólogo diciendo: “¿Pero que es la historia de América toda sino una crónica de lo real-maravilloso?” (Carpentier, 1978, p. 57).

Con lo anterior se ha definido a grandes rasgos el concepto de lo real maravilloso, condición indispensable de la obra carpenteriana que, de alguna manera, no podría interpretarse sino es a través del neo-barroco: esa fuerza por sacar a la luz y reivindicar el ideal del hombre americano. Así, de este modo, comienza a delinearse la temática del presente trabajo que tiene por objeto mostrar la relación que hay entre “aprehender la esencia de lo americano”[2], con el hecho de que Ti Noel, en la obra de El reino de este mundo, se digne recoger un conjunto de saberes ancestrales, con el objeto de conseguir la tan anhelada libertad, como dice Subercaseux (1977):

La práctica religiosa, los tambores, la licantropía, las semillas machacadas y los hongos venenosos; toda esta realidad mágica espiritual es valorada positivamente por Ti Noel en tanto desajenante, en tanto conlleva una función liberadora (p. 329).


¿Y qué saber ancestral puede tomar este personaje en un mundo donde predomina el caos y una religión avasalladora intenta no solo tener control sobre su cuerpo, sino también sobre su “alma”?[3] Ya nos cuenta Carpentier (1983): “los esclavos tenían, pues, una religión secreta que los alentaba y solidarizaba con sus rebeldías” (100). Y este saber, que devino en religión, es el vaudou.[4] Y en su práctica es posible observar todo un argumento por la libertad: primero en la licantropía de Mackandal y luego en la práctica de este método por Ti Noel. También en el cimarronaje, como primer modo de escape a la opresión; en el boicoteo; en el dominio de la natura, y en la licantropía, como escape del cuerpo… todo en su conjunto conforma una noción de libertad: Y al respecto habla Subercaseaux (1977): “cada vez que los esclavos se sublevan y logran destruir momentáneamente a los colonos lo logran gracias al ritual vudú” (p. 329).

“El vaudou, sistema de prácticas rituales de origen afro-espiritual, se convierte en una ideología del negro, un instrumento, un elemento para la lucha social” (Arango, 1981, p. 90). “De este modo lo real maravilloso sirve como prisma a través del cual se proyectan problemas más profundos” (Volek, 1984, citado en Figueroa, 2008, p. 121). Entonces “África, el pasado latente, el rito vudú y la naturaleza, no son valorados como fines en sí, sino como medios de desajenación que funcionan cabalmente dentro del contexto novelesco” (Subercaseaux, 1977, p. 331).

La aprehensión del vudú por los esclavos.

¿Por qué, si el trabajo tiene por análisis la aprehensión del vudú, en Ti Noel, este subtitulo habla de una colectividad? Pues bien. Hasta ahora se ha dicho que Ti Noel es el protagonista de la obra que da unidad a la trama novelesca. Con él se conocen tres periodos del domino en la isla: uno, por los colonos franceses; el otro, por el monarca Henri Cristophe, y, el último, por los mulatos republicanos. Estos déspotas ponen en vigencia la opresión al negro. Y el esclavo, en un principio indignado, encuentra una escapatoria a sus miserias en el ritual de invocación de sus dioses africanos. Por ello, aquella noche en el Morne Rouge “Ti Noel, como los demás, juró que obedecería siempre a Boukman (Carpentier, 1978, p.94). Pero no sólo significa obedecer a un hombre de voz potente, sino participar del ritual vudú y obedecer los designios de los dioses, que alientan a los cimarrones a la lucha. Sobre el episodio en el Morne Rouge, Deive (1988), declara: “el carácter religioso del vudú nunca perdió su importancia en la lucha de los esclavos por su independencia” (132).

 Y esas ansias de libertad del negro se ven reflejadas al principio de la obra cuando Mackandal escapa de la hacienda de Lenormand de Mezy. Ti Noel esta acongojado por su partida: “De haberle sido propuesta la cimarronada, hubiera aceptado con júbilo la misión de servir al Mandiga” (Carpentier, 1978, p. 71). Sin embargo, esos deseos de emancipación no son ajenos al resto de esclavos en Haití y en América entera. De donde se colige que Ti Noel no es un personaje aislado: él es la metonimia de todos los negros, sus aspiraciones son la encamación de los deseos de un pueblo sediento de libertad. He aquí por qué Arango (1981) afirma: “Ti Noel es el símbolo de la esclavitud del negro cuya vida corre a lo largo de toda la novela” (87). Planteada así la cuestión, ya se entiende por qué el subtitulo habla de los esclavos en general.

Se ha dado una primera respuesta: la aprehensión del vudú en Ti Noel es la aprehensión del vudú por los esclavos, ávidos como él de independencia. Ahora falta responder ¿Por qué el vudú? ¿Qué de importante tiene la práctica de este rito en la obra? A esas preguntas Arango (1981) admite que: “es incontrovertible que el vaudou constituye uno de los símbolos más representativos de la novela. Es un signo ritual que lleva a los negros hacia una ideología secreta que los estimula para luchar en contra de su esclavitud” (p. 91). Y Hurbon (1987) declara:

Il s’est trouvé dès le départ, dans l’histoire d’Haiti, que le vodou a été acculé à être en position de résistance. L’interdit porté contre le vodou pendant la période esclavagiste a poussé les esclaves à ne pouvoir trouver que dans le vodou des occasions de rassemblement, donc des lieux, où ils pouvaient organiser la révolte dans l’espace du secret, prévenant ainsi le risque des délations (p.154).


Así, pues, es el vudú el elemento primordial que permite a los negros unificarse para combatir, primero con decenas de cimarrones y luego con la participación de todos los negros en una lucha independentista. “Le vodou offre la possibilité permanente d’une subversion de l’esclavagisme” (Hurbon, 1987, p. 140). Añádase también que esas revueltas se alimentan por los ideales de la revolución francesa que los alienta aún más en su lucha. Sin embargo, es importante resaltar en este punto que el vudú es también una expresión religiosa, y no se pretende aquí decir que el vudú sea una excusa del negro para su revolución.

Gracias al vudú, y a su fuerza unificadora, los negros pudieron consumar su revolución y ser los primeros en proclamar la abolición de la esclavitud. No obstante, el fantasma del esclavismo los seguiría persiguiendo hasta bien entrado el siglo XX con la tiranía de los Duvalier.[5] Por ende, en la obra, después de que se marchan los blancos colonos, se originan nuevas hegemonías esclavistas y así: “el anciano comenzaba a desesperarse ante ese inacabable retoñar de cadenas, ese renacer de grillos, esa proliferación de miserias, que los más resignados acabañan por aceptar como prueba de la inutilidad de toda rebeldía” (Carpentier, 1978, p. 164).  Allí es donde el anciano decide practicar la licantropía para desertar del terreno de los hombres, pero pronto se da cuenta que este uso mágico era aplicado por Mackandal no para ese propósito sino para servir a los hombres. Y en esa medida percibe que el repudio hacia su raza es causa de su cobardía, por ello, al final de la obra, se lanza contra los nuevos amos pronunciando su declaración de guerra, siguiendo los pasos del manco que da su vida pero no su espíritu.

Conclusión

Si se observa atentamente la linealidad de este trabajo, se advertirá que todo el ensayo se ha relacionado para hablar de la emancipación de los esclavos representada por Ti Noel a través de la aprehensión del vudú. Por ello se habla del barroco como pieza importante de liberación, y que se expone en el segundo apartado.[6] Ello conduce a la idea de lo real maravilloso, y al respecto habla Arango (1981): “en la novela se unen dos planos: el realista que quiere destacar el autor y el mágico que se halla representado en los personajes” (p. 87). Y este plano mágico se refiere al vudú. Por tanto, su aprehensión corresponde a un alegato por la libertad que, a su vez, está relacionado con lo maravilloso, aquello que compone la materia prima artística del autor. “El plano mágico constituye la imagen revolucionaria de la psiquis del pueblo negro de la isla” (Arango, 1981, p. 87).

En definitiva, lo anterior lleva su poner que podría tratarse, todo en su conjunto, de una noción de protesta en contra de cualquier absolutismo que oprima el ser latinoamericano. Y que para reivindicarse como pueblo es necesario que el hombre americano retome sus raíces y luche por la libertad e independencia. Por ello, el neobarroco; por ello, la forma maravillosa; por ello, el vudú. Justamente la aprehensión del vudú en Ti Noel no es más que la aprehensión de la cultura propia. Ti Noel temió que de nuevo lo pusieran a trabajar, a pesar de su edad. “Por ello, el recuerdo de Mackandal volvió a imponerse en su memoria” (Carpentier, 1978, p. 164).

La obra es toda una danza por la libertad. A cada paso que se da en la lectura subsiste la idea de socavar la opresión, venga de donde venga. El prodigo representado por el manco y por Ti Noel responde a la necesidad de retomar la realidad americana, donde es posible encontrar el espíritu de unión con el cual se puede hacer frente a las formas de dominio que subsisten hoy día en estas tierras desangradas por el yugo y tiranía de unos pocos que no estando contentos con sus posesiones pisotean los derechos de sus congéneres para su propio bienestar.

Los negros en Haití, representados por Ti Noel, encontraron su lugar en este mundo al volver sobre sus saberes ancestrales para no olvidar su esencia; y es allí donde hallan su grandeza. Podrá la más cruenta realidad oprimir sus cuerpos y el peso de los grillos aplastar sus huesos, pero jamás dominarán sus espíritus gracias al poder liberalizador del vudú.


 Bibliografía

Ain, Mireille (2010). Le vaudou un religion, une philosophie, une mode de vie ? Recuperado el (23 de septiembre de 2011) Disponible en: http://web.me.com/yagentanwe/ VODOU_HAITIEN/Le_Vodou,_philosophie,_religion,_mode_de_vie_.html
Arango, Manuel (1981). Aspectos sociales en ocho escritores hispánicos. Bogotá: Ediciones Tercer Mundo.
Carpentier, Alejo (1978). El reino de este mundo. Barcelona: Editora y Distribuidora Hispano Americana.
Deive, Carlos (1988). Vudú y magia en Santo Domingo. Santo Domingo: Fundación Cultural Dominicana.
Figueroa, Cristo Rafael (2008). Barroco y neobarroco en la narrativa Hispanoamérica: cartografías literarias de la segunda mitad del siglo XX. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia.
Hurbon, Laënnec (1987). Comprende Haïti : Essai sur l’état, la nation, la culture. Paris: Les Éditions Karthala.
Subercaseaux, Bernardo (1949). “Realidad rechazada”. En : Arias, Salvador (Comp.). Recopilación de textos sobre Alejo Carpentier (p. 323-331) La Habana, Cuba: Serie Valoración Múltiple Casa de las Américas.



[1] Estudiante de español y literatura, Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Industrial de Santander.
[2] Como dice Figueroa (2008). “Lo real-maravilloso potencia la voluntad de la palabra para aprehender, en su completud, la realidad americana” (p. 121).
[3] Entiéndase el término “alma” como pensamiento trascendental. En este punto se habla de la intromisión de la religión católica en el ideario negro e indígena.
[4] “si on admet qu’une réligion puisse se passer de dogmes, de chef qui censure ou encense, le vaudou au même titre que le boudhisme, est une réligion » (AIN, 2010).
[5] Véase Papa Doc.
[6] Lo real maravilloso en la obra de Alejo Carpentier, P. 4.

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