miércoles, 26 de febrero de 2014

Reseña sobre "El lujo del lenguaje"


El lenguaje humano según Jesús Tusón.

Por: Miguel Pérez


Este filólogo español, escribe en su libro El lujo del lenguaje que independientemente del número de lenguas que existan, el lenguaje es y será solo uno.

Para demostrarlo cita a Royer Bacon que afirma que la gramática, al estar intrínsecamente ligada a todas las lenguas existentes, actúa como un código unificador. Lo que significa que la morfología, la sintaxis, y la arquitectura formal, común a todas las lenguas que se hablan en el planeta, estrecharían aún más los lazos entre ellas. Lo que para el lingüista Humboldt- continúa Tusón-  signifique que todos los humanos poseemos la misma lengua.

No obstante, para el autor, no bastan estas afinidades y ahonda en el acto de habla, que si bien es un hecho singular e irrepetible, como una huella digital, donde cada voz es única; por lo menos se comparte un código, ¿cuál? La relación de algunos rasgos del sonido asociados a un sentido. En cada acto de habla la voz transmite informaciones, lo que Karl Bühler y Jakobson denominaron “la función expresiva” donde se conocen facetas de nuestra persona como el sexo, la edad, las raíces dialectales o estado de ánimo; sin embargo, la característica distintiva del lenguaje no son estos aspectos individuales del habla, sino el lenguaje en términos de cohesión social. Es por medio de este que asimilamos la cultura de nuestra comunidad.

Y prosigue el tema al exaltar al lenguaje como el sistema simbólico más elaborado que lo hace el instrumento de mayor eficiencia para la comunicación, que nos permite comprender lo que somos y lo que nos rodea. Por esta misma senda, añade también la enorme facultad que tiene el lenguaje porque no impide al humano a aprender cualquier lengua que desee, gracias a los elementos comunes que posee cada una de ellas. Lo cual nos hace acceder a sus estructuras afectivas con gran facilidad.

Así pues el autor afirma que entre la enorme cantidad de lenguas que se hablan hoy día (alrededor de unas 6000), todas están ligadas por su estructura formal y ninguna es más que la otra. De la misma manera, las variaciones dialectales, dentro de las lenguas, son desviaciones de lo que se ha llamado “lengua estándar”, (un ideal de lengua). Es aventurado, entonces, decir que los modismos utilizados o las formas verbales utilizadas son incorrectos. Así como las lenguas romances evolucionaron a su manera, las derivaciones dialectales son evoluciones y que tienen su fundamento en la etnolingüística. 


Entonces, ya pueden los “defensores de la lengua” dejar sus preocupaciones que mientras en un hablante permanezcan y funcionen los esquemas formales de la lengua, los mecanismos de la asimilación y las estructuras fonológicas, morfológicas y sintácticas; nada sustancial habrá cambiado o “deteriorado”. Así que a la afirmación de que existen variedades dialectales mejores que otras o una pureza del lenguaje, será mejor no ponderar y leer el texto de Jesus Tusón, El lujo del lenguaje.

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