viernes, 7 de marzo de 2014

Reseña sobre "La metáfora viva" de Paul Ricoeur


RICOEUR, Paul. “Metáfora y semántica de la palabra”. En: La metáfora viva. Madrid: Editorial Trotta, 2001, p. 115-181.


Paul Ricoeur, filósofo y antropólogo francés, en el libro La metáfora viva, con la ayuda de lingüistas y teóricos de la escuela americana, muestra que la metáfora transforma nuestro lenguaje y nuestras representaciones del mundo. Este estudio, el número IV, “Metáfora y semántica de la palabra” se divide en cinco apartes:

1. Monismo del signo y primacía de la palabra

Aquí se puede descubrir que la hipótesis de base de la neo-retórica es igual que el de la retórica clásica: la metáfora es una figura de una sola palabra. Y la nueva retórica, dice el autor, se construye sobre las bases de una lingüística que refuerza el lazo de unión entre metáfora y palabra y de paso consolida la tesis de la sustitución, que en sí es un concepto más general, el de desviación y reducción de la metáfora. De esta, puede decirse que dado que el pacto entre la semántica y la palabra es tan fuerte, corresponde a los cambios de sentido que se aplica a las palabras. Y de estas, Ricoeur dice que las dicotomías que dominan el curso de lingüística general de F. de Saussure solo las beneficia a ellas.

2. Lógica y lingüística de la denominación:

En este aparte, la teoría del concepto subyace a la teoría de la denominación basándose, el autor,  en una obra francesa de Hedwing Konrad sobre la metáfora, considerando su obra por el esfuerzo que la lingüística recibe de la lógica para consolidar la primacía de la palabra y de la denominación en el enfoque de la metáfora. Pues según el autor mencionado, el valor normal de la significación es igual al del concepto, sosteniendo que la función de este es la de reconocer la naturaleza individual del objeto y no la de constituir atributos generales. Así pues introduce dos oposiciones, la abstracción conceptual y la abstracción metafórica. En este punto proporciona un criterio distintivo del cambio de sentido: la metáfora no forma parte del uso normal de la palabra, pero estos  cambios de sentido metafóricos no se remiten a la psicología y a la sociología, estos cambios reciben un tratamiento lógico-lingüístico como cambios involuntarios que confirman que siguen leyes universales de estructura y proceden de una tendencia de la propia lengua. La denominación metafórica consiste en pasar por alto todos los rasgos conceptuales, en términos generales intenta decir que la metáfora se forma a partir de los atributos semánticos de una palabra, un rasgo de la esta, como equivalente de ella. La metáfora funciona como una especie de clasificación y es aquí donde interviene la semejanza. El autor hace referencia a otra clase de metáfora, por oposición a la metáfora lingüística, la estética que crea la ilusión de presentar al mundo bajo un aspecto nuevo.

3. La metáfora como “cambio de sentido”

El autor intenta  explicar a la metáfora entre los “cambios de significación” y para ello  dilucida primero tres tesis de S. Ullmann, la primera será acerca de la palabra como portadora de sentido, y dirá que los cambios de sentido serán por privilegio cambios de nombre; la segunda, lo concerniente al estatuto de la significación y la tercera, lo que tiene que ver con los caracteres de significación que son accesibles a una lingüística descriptiva que en su seno se encuentra el fenómeno clave de toda semántica de la palabra: la polisemia. Y esta se define sobre la base de la relación nombre-sentido, que significa: para un nombre, más de un sentido que tiene su explicación en la naturaleza del sistema lexical que se caracteriza por la vaguedad de la significación y es el fenómeno central de la semántica descriptiva.  Y cuando se presenta más de un nombre para un sentido se denomina sinonimia. Para comprender la metáfora, dice el autor que, es necesario también que la palabra pueda adquirir un sentido nuevo sin perder el anterior, carácter de la metáfora de poseer doble visión. Así pues la polisemia muestra el carácter abierto de la estructura de la palabra: una palabra es una entidad que tiene varios sentidos y que puede adquirir otros nuevos.

Paul Ricoeur dice que la metáfora debe su relación con la asociación de semejanza el hecho de conservar su parentesco con la comparación de dos términos. La metáfora según Ullmann es, en último análisis, una comparación abreviada.

4. La metáfora y los postulados saussureanos.

El enfoque que se da a la metáfora después de Saussure muestra también que el curso de lingüística general constituía tanto un enlace como una ruptura en el programa de la semántica de la palabra. La metáfora no se veía afectada por la mayoría de las distinciones de Saussure, crisis que en la actualidad había que reducir o mediatizar. Las dicotomías de Saussure planteaban varios problemas para la metáfora, la dicotomía lengua-habla no encajaba con la clasificación de ésta como cambios de sentido, pues la metáfora encuentra su apoyo en una característica del código: la polisemia, que debe colocarse en el lado sincrónico dado que el hecho de que una palabra posea más de una sentido, es un hecho de sincronía, pero la metáfora como innovación hay que situarla en los hechos diacrónicos. Las dicotomías saussureanas crean tantos problemas como resuelven.

El juego de sentido: entre la frase y la palabra

La aplicación de los principios básicos de la lingüística saussureana a la metáfora no solo problematiza las decisiones metodológicas que presiden la teoría, sino que revela también lo primordial de la semántica de la palabra: un espacio de juego por el que se hace posible relacionar la semántica de la frase. El autor presenta tres síntomas que, según él, en una semántica como la de Ullmann, describen el punto de sutura entre esta y la semántica de la frase. En este último aparte el autor se refiere a lo anteriormente hablado de sinonimia y polisemia y afirma que estos rasgos hacen que el vocabulario de una lengua sean una estructura inestable en el que las palabras individuales pueden adquirir y perder significaciones con mayor  facilidad, por eso el lenguaje no es ni sistemático ni asistemático, se halla a merced no solo del cambio general, sino de causas no lingüísticas de cambio que impiden que la lexicología pueda fundamentarse en una total autonomía.

Por Miguel Pérez





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